miércoles, marzo 14, 2012

Una periodista catalana abre una rendija al mundo ultra-ortodoxo judío

Ana Cárdenes

Jerusalén, 23 feb (EFE).- La periodista catalana Anna García abre una rendija al mundo ultra-ortodoxo judío en su libro "Orgullosas y Asfixiadas", en el que recorre, de la mano de cuatro mujeres en Israel, los recovecos más íntimos de la comunidad de los haredim o "temerosos de dios".
El territorio de la ultra-ortodoxia judía es uno de los más impenetrables de la sociedad israelí, cerrado a todo aquel que no sea miembro del clan. En ese mundo desconocido, sobre el que planean millones de prejuicios y dudas, ha penetrado la escritora española tras dos años de conversaciones con Raquel, Judith, Jana y Sarah: cuatro mujeres que le han abierto la puerta a unas vidas regidas de principio a fin por preceptos bíblicos.
"El libro da voz a dos mujeres que, orgullosas, entran en el mundo ultra-ortodoxo y otras dos que, asfixiadas, deciden abandonarlo", explica a Efe García durante un paseo por el barrio de Mea Shearim, mítico enclave religioso en el corazón Jerusalén. Bucear en este universo le ha permitido concluir que "las mujeres harediot ("temerosas", término hebreo para denominar a los ultra-ortodoxos, haciendo referencia a sus convicciones religiosas desde el temor a dios) no son mujeres débiles, como puede parecer desde fuera sino que, al contrario, son mujeres muy fuertes que tienen su techo, pero también su lugar importante en la sociedad".
A ellas les pertenece la tarea de "mantener la cadena haredí, hacer que crezca y se fortalezca, mantener viva la comunidad en un mundo en el que lo que importa es el colectivo, no el individuo". Por eso, no tener hijos no se considera un problema de pareja, sino una catástrofe social que toda la comunidad quiere evitar, y el judaísmo permite a un varón divorciarse, si la suya "tiene el vientre cerrado".
El campo de acción de las féminas tiene un límite muy claro, el marcado por las "dos instancias consultoras" presentes en su vida: su marido y su rabino. "Ellas están por debajo de los hombres porque no estudian los textos sagrados. Su función es otra: dar a luz al Ejército de Dios y guiar a los pequeños en una estricta observancia religiosa, imprescindible para que su sociedad se perpetúe y mantenga una vida tradicional judía", explica García.
Las haredim tienen una media de siete hijos, a los que enseñan qué pueden comer y qué no, a orar, colocarse la kipá (solideo) y respetar a rajatabla los incontables preceptos y rituales que marcan la Torá (Pentateuco) y la tradición oral de la Mishná y la Guemará. Es su deber también trabajar, proveer el pan para que sus esposos se dediquen todo el día a estudiar los textos sagrados, porque "es un tesoro tener en casa un hombre sabio". La pureza, la maternidad, el sexo, la solidaridad y también la opresión y límites a la libertad individual pueblan las páginas de "Orgullosas y Asfixiadas", salpicadas de citas bíblicas y que describen, desde puntos de vista opuestos, el día a día de estas hembras que acompañan, mantienen y paren a los "estudiantes eternos".
Raquel (pseudónimo), una madrileña nacida cristiana, y Jana, que vivió en la década de 1970 sumergida en la "Gauche Divine" catalana, defienden con orgullo su opción vital, un camino marcado por la voluntad de Yavé y que es exclusivamente interpretada por los varones de su comunidad. Judit y Sarah, en contraste, narran una vida de opresión y control social que no pudieron soportar. La joven Sarah escapó de la secta Ger, una de las más estrictas, tras años de no poder caminar junto a su marido por la calle ni sentarse a su lado en el sofá en la intimidad del hogar y de ser considerada impura e intocable durante dos semanas al mes. García cree que hoy "no se puede entender Israel sin entender el mundo haredí", que representa ya al 11% de la sociedad y que, según los expertos, dobla sus miembros cada 16 años.
Su relevancia no procede sólo de su cantidad, sino también de su poder político -desde la década de 1970 forman parte de las coaliciones gubernamentales- y de ser la base espiritual de un Estado creado para acoger al pueblo judío. La periodista, que reside en Jerusalén desde 2009 y colabora con el diario catalán Ara, presentará su libro el próximo 29 en la institución Sefarad-Israel (en Madrid) y el 1 de marzo en el Colegio de Periodistas de Barcelona. EFE aca/elb/msr