Un viaje al Dedo de Galilea
En la parte norte de Israel está la triple frontera. Al este, las alturas del Golán y Siria, mientras al oeste aparece una ciudad libanesa controlada por el Hezbolá
Carlos Novoa Shuña
Enviado especial
METULA (ISRAEL)/MARG EYON (L-BANO). De lejos podría pensarse que esta es una de las zonas más peligrosas del Medio Oriente, pero aunque existe una tensión tácita de una triple frontera, la vida en estas semanas transcurre con calma en este lugar que es conocido como el Dedo de Galilea.
Estamos en Metula, la última ciudad israelí de este lado y ubicada 170 kilómetros al norte de Tel Aviv. Desde unos 500 metros sobre el nivel del mar vemos hacia abajo los condominios de lujo, casas de dos pisos con sus tejados color ladrillo en medio de serpenteantes calles.
A la derecha (al este) las alturas del Golán en el monte Shemona (tiene 2.800 metros de altura). Detrás del Golán ya es territorio sirio. De allí, a solo 40 kilómetros está la capital Damasco.
EN LAS NARICES DEL HEZBOLA
Al otro lado, a la izquierda, a unos 300 metros, sobre una pequeña colina asoman las casas de Marg Eyon, territorio libanés pero absolutamente controlado por la milicia pro iraní del Hezbolá, cuyo objetivo es la destrucción del Estado Israelí. No solo es un control militar, sino tienen el control político de la zona.
Aunque la tensión es evidente, se juega mucho a la provocación. Una camioneta con milicianos se acerca lo más que puede como esperando que los soldados israelíes disparen, pero estos no caen en el juego. Cualquier conato de uno u otro lado desataría una feroz balacera.
Los libaneses acusan a la aviación israelí de violar constantemente su espacio aéreo, los israelíes dicen que es cierto, pero si no lo hacen es peligroso porque, de acuerdo con informes de inteligencia, de allí salen muchos ataques hacia Israel.
En la cumbre de Marg Eyon todo asoma tranquilo, meintras en una mezquita se nota un leve movimiento. Un jeep del Hezbolá avanza y según nos explica el guía lo más probable es que esté filmándonos. Ellos cuentan con muy buena tecnología y son capaces de detectar cualquier movimiento en esta zona de frontera de Galilea, cuya geografía se asemeja a un dedo.
EN BUSCA DE LA CALMA
Metula es un pueblo de cuatro mil habitantes que se dedican básicamente a la agricultura, a la cosecha de manzanas. Aunque está en la frontera, es un lugar de lujo donde una casa puede costar 200 mil dólares. De lejos parece uno de esos paradisíacos balnearios que se ve en Travel Channel. Hoy está tranquilo, está soleado y hay un parque con juegos para niños que no está lleno.
Antes de llegar a Metula hay una ciudad un poco más grande llamada Kiryet Shemona. Se llega por una carretera que es una especie de callejón de Huaylas. Al lado izquierdo la cordillera Neptalí y atrás territorio libanés. Al lado derecho las alturas del Golán.
Kiryet Shemona tiene 24 mil habitantes y durante 32 años ha sido constantemente bombardeada por el enemigo.
Eran Landau es nuestro guía hoy y, como todos los israelíes, ha hecho el servicio militar. "Estamos acostumbrados a esto, pero igual tratamos de que la vida sea mejor cada día. No obstante, tomamos nuestras precauciones".
Kiryet Shemona sabe lo que es vivir bajo tensión, por eso hay decenas de refugios. En su calle principal hay siete refugios en los cuales se puede permanecer hasta tres días.
En estos refugios hay literas, baños y suficiente luz y oxígeno como para hacerle frente a una emergencia. "Aunque ahora cualquier casa en Israel debe tener su refugio, aquí hay algunos que son públicos, porque esta es una ciudad acostumbrada a las emergencias", agrega Landau.
Para llegar a esta zona de la triple frontera hemos pasado una serie de pueblos y lo que más me sorprende es la cantidad de pueblos árabes israelíes (es decir ciudadanos israelíes) e israelíes judíos que están en la zona. Aquí la vida parece normal, mientras avanzamos por la carretera vemos el sector árabe. Los paraderos de ómnibus están atestados de gente con las chicas palestinas sonriendo con sus pañuelos en la cabeza.
Avanzamos un poco y vemos algunos judíos con su kippa, ese pequeño gorro que los caracteriza, aunque la mayoría vestido occidentalmente.
Es decir, esta es una sociedad multiétnica donde se encuentra gente de ascendencia árabe, anglosajona, miles provenientes de la otrora Unión Soviética y hasta de Etiopía. Se trata de mantener la vida con normalidad, por ahora el extremismo está de para.